EGIPTO, entre la esperanza y la preocupación

Han hecho falta  dieciocho días de revueltas y manifestaciones en la plaza de Tahrir de El Cairo y precisamente cuando más desesperanzados estaban la multitud de jóvenes que en un proceso prerrevolucionario han estado ocupado todos estos  días esta plaza y cuando el presidente egipcio, Hosni Mubarak, ha decidido renunciar a su puesto y entregar el poder a las Fuerzas Armadas, se abre una incógnita sobre el camino que va a seguir esta revolución que momentáneamente estará tutelada por el vicepresidente  Shuleiman al mando de las fuerzas armadas hasta una convocatoria de elecciones libres.
Ahora mismo hay un ambiente de euforia e ilusión por todas las calles de el Cairo al haber conseguido la marcha del tirano, pensando que la libertad y la democracia ha entrado por fin después de esta larga lucha. La incertidumbre va a ser a partir de mañana, cuando se tenga que configurar un marco político donde los partidos clásicos de la oposición apenas tienen relevancia ni medios para organizar las instituciones que tendrán que empezar a planear el futuro del país. La amenaza viene por parte de los Hermanos Musulmanes, grupo integrista minoritario y radical muy bien implantado y organizado que es financiado desde Irán y Arabia Saudita. Hay que tener en  cuenta que el territorio egipcio, que es muy dispar desde el norte hasta el sur, lindando con Sudán, con población muy atrasada y manipulable.
Trinidad Jiménez, dentro de su inconstencia y sectarismo que ha estado estos días por el próximo Oriente apoyando las opciones palestinas en contra de Israel, no ha tardado en aparecer en rueda de prensa anunciando que había llegado la libertad a Egipto y que a partir de este momento se iban a acometer las reformas en el país, que si no se pilotan con prudencia pueden servir como espoleta para reavivar los conflictos en todo Oriente Medio y sirva la puerta de entrada a Europa del islamismo radical cuando ahora mismo es todo una incertidumbre hacia dónde va a dirigirse esta revolución.  Esperemos que Obama y la Comunidad Europea tengan las ideas más claras, para dar con la solución.
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