Zapatero, un gótico-inútil y de desecho.

Rodríguez Zapatero, sinvergüenza llegado a Moncloa en tren de cercanías.

“La fuerza del carácter con frecuencia no es más que la debilidad de los sentimientos”, decía Arthur Achinitzler. Eso es lo que le sucede al indigente intelectual de La Moncloa. Este manso e impotente es incapaz de responder al mameluco que reclama Ceuta y Melilla, como es  ineficaz en poner freno al inútil que no tiene otra ocurrencia que atacar al principal partido de la oposición española (nos referimos al indio del pollo amariconado, Evo Morales).

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