Por Xavier Carrió Jamilá.- Tengo la sensación que esta película la he visto ya un montón de veces. Permitidme que sea escéptico ante la noticia que va a encabezar los titulares de los periódicos. Con la parafernalia habitual la banda terrorista ETA ha anunciado que no llevarán a cabo acciones armadas. No dicen si para siempre o durante cuanto tiempo. Todo condicionado a que el Gobierno Español cumpla con un pacto que desconozco y que según dicen es necesario para dar la Palabra al Pueblo. Porque será cuando los derechos del Pueblo Vasco sean reconocidos y garantizados cuando se abra la puerta de la verdadera solución al conflicto», añade el comunicado terrorista.
Milongas, nunca se dejó de negociar. Cuánta gente te debería pedir disculpas Jaime Mayor Oreja y los últimos acercamientos de presos etarras a cárceles del País Vasco, los continuos guiños del gobierno a ETA y su entorno, el caso faisán, y tantos y tantos otros síntomas de que se estaba negociando a escondidas con ellos. Tampoco se sabe nada del porvenir de Navarra en esta seudo-negociación. No hay ningún signo de que haya cambiado nada en ETA, solo las ansias de este gobierno al que como única salida le queda la paz del País Vasco, de un gobierno que ya fue engañado en 2006, y que lo volverá a ser.
Solo la debilidad y necesidad de unos y otros, lleva de nuevo al escenario que ya tuvimos ocasión de arrepentirnos con el atentado de la T4 y los sucesivas muertes inocentes al flujo de lo que se llamó entonces «Proceso de Paz» que solo sirvió para que la banda que estaba acorralada volviera a coger oxígeno y se rearmara para nuevos asesinatos. Espero que Zapatero no vuelva a caer en esta burda trampa y no quiera pasar a la historia como el gobernante al que ETA le ha tomado el pelo en sucesivas ocasiones.
Todo lo que no sea entregando sus armas y sometiéndose a la justicia y quitándose estas horribles máscaras, entonces sí se podría ser mas clemente con todos aquellos que no tuvieran las manos manchadas de sangre. Mientras tanto, aquí no hay etarras buenos o malos. Todos ellos son piezas necesarias de la misma maquinaria criminal.