Hace dos años todos pensábamos que a cinco millones de parados no llegaríamos ni quedándonos de brazos cruzados. Pero lo peor de todo es que el Gobierno pensó lo mismo y ahí está el resultado: además de cinco millones de parados, contamos con una estructura laboral destruida en gran medida, unos sindicatos clasistas compuestos por miembros afines al Gobierno que les “amamanta” y toda una tropa de liberados dispuestos a contraatacar a golpe de silbato a quien ose decir que crece el número de parados.
Peor aún: tenemos una perspectiva de futuro bastante negativa, a lo que se une la falta de credibilidad en nuestro entorno social, político y económico, además de haberse convertido el Gobierno de Rodríguez en el hazmerreír de la Europa desarrollada; tomen como ejemplo las últimas afirmaciones del presidente francés sobre nuestro presidente, la adopción de medidas en la UE sin contar con Rodríguez Zapatero y la equiparación de la situación española con el desastre por el que atraviesa Grecia.
Si a ello unimos las sarta de tonterías y mediocridades que la secretaria de organización del PSOE, Leire Pajín, ha dicho en el Senado, entonces estamos ante un Gobierno y un partido que le sustenta representativo de la desvergüenza mediática, de la sinrazón, del desprecio al sentido común y de la venganza. Lo que el Gobierno ahora disfruta, lo sufre a continuación. Esto último nos recuerda a H.P. Lovecraft, cuando decía que «la satisfacción de un momento es la ruina del siguiente». Y en esas estamos.