“Creo que el Gobierno está luchando contra el terrorismo. No creo que esté pensando en una negociación. Vamos a seguir trabajando con el Gobierno en la lucha contra ETA”, en palabras de Ana Mato, vicesecretaria de Organización del partido conservador español. Sorprende que Mariano Rajoy, todavía líder derechista del PP, se mantenga escondido tras las certeras palabras de Mayor Oreja y el refrendo a las mismas del burgales, José Antonio Ortega Lara.
El partido de la derecha ha pasado como el péndulo, de un lado a otro. De pensar que todo iba mal a estar convencido que el Gobierno sigue fielmente las pautas antiterroristas. Antes o después caerán del burro. Recuerden que ya les pasó en otras ocasiones: cuando Zapatero ofreció a Aznar el pacto por las libertades, resulta que en ese mismo momento estaba coqueteando con ETA; es decir, es como aquel que, a la vez que mantiene relaciones con su mujer, la está poniendo los ‘cachos’ en otro lecho. ¡Ni los más sinvergüenzas del lugar! Bueno, sí, en la izquierda política pasa… y con frecuencia. El engaño por el engaño del eterno socialismo, a quien Balzac denominó “eterno parricida”.
El Partido Popular está obligado a pedir al Gobierno de Zapatero que se revoque la autorización de 2005 para negociar con ETA. Una metedura de pata más del Parlamento español y una prueba más de cómo ETA se mofó de tanto incauto y mediocre como pulula por el panorama político español.
Si tan convencido está el PP de las palabras de Ana Mato, no debería esperar más. Y si no lo hace es porque esconde algo inusual en él o algo trama a la sombra de las cloacas ‘zapateriles’. “Ha dado en el clavo”, decía Ortega Lara respecto a las afirmaciones y la lógica construcción de ideas de Mayor Oreja. Razón llevará el ex ministro de Interior cuando todos se le han tirado a la yugular por su fácil y ética dialéctica y hasta su propio partido ha arrojado sobre él sombras, miedos y sospechas.
Lo aprobado el viernes en el Consejo de Ministros no es suficiente para que la izquierda abertzale no siga en política. Aún quedan resquicios legales para que ‘mamen’ de los Ayuntamientos. Lo triste es que ni el Gobierno lo ve ni la oposición se lo toma en serio. Claro que, visto así, hasta el Parlamento europeo hizo el ridículo al permitir la presentación de sociedad de la banda, sin que el ‘zapaterismo’ lo impidiera.
Al PP le vuelven a engañar. Lo hicieron con la tregua-trampa y lo volverán a hacer al más mínimo descuido. Entonces Mayor Oreja acabó haciendo ver la realidad al partido de la derecha, mientras el Gobierno seguía ‘acostándose’ con la serpiente, a la vez que lo negaba todo. De haber sido al revés, el sector de la ‘izmierda’ (la izquierda más radical y vociferante) se hubiera ‘levantado en armas’ y echado a la calle.
Hoy debería desconfiar también el partido de Rajoy, mientras el caso “Faisán” siga pendiente en su resolución. Hay todavía muchos cómplices contra el PP: el propio Gobierno, los chivatos del caso, el actual ministro de Interior, el juez presuntamente sospechoso y ‘escuchador’ y, lo que es más grave, la negociación encubierta bajo bandera blanca con puño y rosa, arrodillado Estado de Derecho y ‘gaviota atontada’.