En esta España de pandereta parece no entender la izquierda que ha hecho el ridículo más espantoso a lo largo de la Historia, incurriendo muchas veces en crímenes de Estado y contra los Derechos Humanos. Nos ha llevado a un caos impensable e impresentable y se ha gastado la hucha que heredó de los Gobiernos liberales
La izquierda suele ser burda y vulgar, experta en crispar a las sociedades donde gobierna y en dar mentira y cobardía siempre y cuando tiene ocasión. La Historia no es sorda ni ciega ni tonta. Decía García Lorca aquello de “Mira a la derecha y a la izquierda del tiempo y que tu corazón aprenda a estar tranquilo”. Pero nunca con la izquierda lo estará, sino que el sobresalto abanderará la intranquilidad.
La izquierda represora siempre recibe beneficios, pero nunca sabe devolverlos. Se empecina en aprovecharse de ellos y avanza sin perspectivas hasta que se ve inmóvil en el atolladero de la Historia, que es la muerte social, política y económica. Si miramos para otro lado, comprendemos que la izquierda – o “izmierda”, como se la conoce hoy en la Europa moderna — lleva decenios especializados en boicotear el sentido común y cualquier acto universitario donde se le haga sombra. Hoy votar izquierda es votar atraso, indefinición, caverna, paro y pobreza.
Aznar ha puesto la guinda en el pastel. Como presidente del Gobierno debía un mínimo de respeto a la ciudadanía, pero hoy no es así. Ahí tienen la imagen del ex presidente haciendo la peineta a un grupo de mediocres de la izquierda inmisericorde que intentó reventar su acto en la Universidad de Oviedo. Universidad seria, dicho sea de paso, dado que ninguna de sus seudo-investigadoras ha solicitado vulgares y esperpénticas ayudas en la convocatoria de la impresentable, Bibiana Aído, para indagar en el clítoris ajeno.
Pero sigamos con esa izquierda que Europa desdeña y a la que ha convertido en el hazmerreír del día a día. Dice el Blog de CaballeroZP que “El ex presidente del Gobierno José María Aznar, ha respondido hoy como se merecía a los grupos organizados de la ultraizquierda que habitualmente y mediante el insulto y la violencia, intentan impedir que en la universidad entre ningún discurso que no tenga que ver con la izquierda”. Lo curioso es pensar que aún haya discursos de izquierda en una sociedad donde la izquierda ha hecho el daño conocido por todos: paro, corrupción, reducción de derechos sociales, rebaja de las pensiones, eliminación de valores e insensibilidad con los más desfavorecidos.
La izquierda siempre se ha caracterizado por intentar silenciar a quienes no piensan como ella. Incluso va más lejos: insulta, denigra y desprecia a quien no dice lo que ella quiere escuchar. Y eso solo es fruto del analfabetismo político y de la vulgaridad más mediocre e irredenta. Reventar por reventar. Odiar por odiar. Abusa la izquierda vulgar del insulto, la violencia y la impunidad, frente al orden y el sentido común que representa la sociedad desarrollada en valores.
La izquierda en España hace decenios que hace gala del fascismo incontrolado, a la vez que predica el comunismo adocenado. En la Universidad de Oviedo se han encontrado con un José María Aznar crecido — al que odia la izquierda — que les ha salido respondón. Muchos les hubiéramos corrido a gorrazos, pero Aznar les ha hecho la peineta, porque no les debe nada, nunca contará con la izquierda pollera y, lo que es más gracioso, domina a la izquierda con la mirada, el sentimiento y las ideas. Como dice CaballeroZP en su blog: “Un 10 para Aznar. Lo sucedido es un fiel reflejo de que algunos no pueden vivir sin él, y el ex presidente les ha recordado el cariño y el respeto que les profesa”.
La izquierda nunca ha conocido la confianza en sí misma, por eso jamás conocerá el secreto del éxito. Solía decir Esquilo que “la desmesura al madurar grana con la espiga del error; y la cosecha que se recoge solo consiste en lágrimas”. No me pregunten qué es la izquierda, porque hoy lo tengo claro: lágrimas de dolor, vergüenza, pobreza, abuso y odio desconsolado.