La fiesta la pagaremos nosotros, fieles contribuyentes al fisco, para que los sindicalistas disfruten de su manifestación contra el empleo y los empresarios. Ni los ayuntamientos franquistas llegaron a tan gran esperpento; pero los sindicalistas de ahora no se privan de nada: viaje gratis, media dieta, paseo pagado por Madrid y, aunque no lo digan, se meterán sus orgías diversas que, dicho sea de paso, también acabarán siendo gratis. Solo ha faltado el eslogan: “Viaje, dieta, paseo, sexo y alcohol gratis”, como decía ayer un insigne socialista.
Dedicar el dinero público para manifestarse contra el empleo y contra los empresarios, que son quienes lo crean y mantienen a los clanes de clase adocenados, no nos parece un importante avance sindical, propio del siglo XXI. El sindicalismo ‘buitre’ se está convirtiendo en experto en poner ‘mirando a Cuenca’ a la mano que les da de comer.
Y eso se paga. Ya lo creo que se paga a corto y medio plazo. Sin duda, se lo cobrará la sociedad. No debemos pasar por alto el abuso de esta gente aborregada y aturdida por la ‘izmierda’ difícil de regenerar.