Cuando estoy a punto de terminar mis vacaciones me entero de que mi buen amigo, Julián Lago, ha fallecido en Paraguay, después de haber estado 81 días ingresado. El parte médico dice que ha fallecido de «una falla multiorgánica».
Como dice la canción: «Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va». Y es cierto. Me duele. Lo siento, como lo sentirán muchos de tus amigos de El Norte de Castilla — aunque hoy El Norte está bastante enrarecido en Pucela, donde tú naciste, como yo–, de Tribuna y de tantos medios en los que has trabajado.
Mi más sentido pésame a tus familiares. Adiós, Julián. Espéranos muchos años allí arriba, o donde leñes vayamos. Un abrazo de tu amigo, Jesús.
Julián Lago, periodista y amigo.