Lo «cojonudo» sigue siendo lo bueno y lo «coñazo» resulta que es lo malo. Al menos eso se desprende del lenguaje de muchos de los cargos socialistas que, dicho sea de paso, se han convertido en cargas para la sociedad. Lean informes, discursos y afirmaciones del socialismo a la española y comprobarán que aún no han sabido, ni conseguido, ajustar o limar el lenguaje.
Están a medio camino entre las afirmaciones y las realidades. Y a eso se llama: mentir, actitud muy propia de esa barata izquierda que olvida al ciudadano y vulgarmente decora medida sociales, orientadas al gasto excesivo y claramente declaradas sectarias.