Hoy nadie duda que estemos en la antesala de los cinco millones de parados. Ya estaríamos en ese número si Caldera no hubiera sacado del paro a cerca de quinientos mil parados, con la disculpa del concepto y la formación. Y es que, como es sabido, el denostado Jesús Caldera cambió los criterios para la consideración de parado, como tal.
Han sabido ser hábiles, sin importarles los perjuicios que acarreaban a la ciudadanía. De nuevo basan su actuación en la mentira, en la nula planificación y en la tergiversación. Incluso van más allá: niegan las evidencias, como acaba de hacer el presidente Rodríguez en televisión. A fuerza de repetir mentiras, muchos acaban creyéndoselas. La paranoia está cada vez más cerca del Gobierno de Rodríguez. Nos recuerdan al chiste del loro y el cura.
Un Gobierno como el de Rodríguez no merece reconocimientos. Se esconden unos detrás de otros. Ni siquiera son dueños de su ingenio. Día tras día acumulan más desprecios internos y rechazos externos. Habría que remontarse muchos años para ver aumentar la tasa de desempleo así y tanta incompetencia como la que acompaña al Gobierno. Lo curioso es que no hay casualidad que valga: siempre con el socialismo y el retorcimiento socialista como protagonista.
Podríamos incidir en la incompetencia del Ejecutivo, pero las cifras hablan solas. En un año, el Ejecutivo ha logrado el ‘milagro’ de acumular algo más de un millón doscientos mil (1.200.000) desempleados, con lo que la cifra pone los pelos de punta, además de llevar a la ruina a casi un millón y medio de familias y sembrar el desconcierto en todos los sectores económicos. Nunca en España se había destruido tanto empleo en tan poco tiempo, ni se había esfumado tanta esperanza a la vez.
Dicen los expertos que lo peor aún no ha llegado. La escalada acaba de empezar. Las grandes empresas se desprenden de trabajadores; lo hacen no porque sobren, sino porque las perspectivas son bastante negativas a tres años vista y eso no hay empresa que lo soporte. Casi siempre ponemos como ejemplo a nuestro amigo Germán; pero él es solo uno más entre millones que viven con angustia y desasosiego por tener que despedir a los trabajadores de su empresa.
Es obligado que Rodríguez pida perdón por el drama que ha creado a millones de ciudadanos y a ese millón y medio de familias que ve cómo no entra un euro en su casa; aunque después de ver en televisión a Rodríguez, dudamos que sea capaz de reconocer algún día sus mentiras, patrañas y desprecios. Y mucho menos el profundo daño hecho a las clases más necesitadas, mientras rinde pleitesía a ‘doña banca’.
¿Qué dirán ahora los parados de larga duración? Rodríguez sigue echando la culpa de la crisis a la política económica de los Estados Unidos. Cualquier ciudadano mínimamente formado no se cree semejante memez, pues forma parte de la patraña que ensombrece al socialismo a la española y a la izquierda en general.
¿Los parados seguirán viendo en Rodríguez al ángel benefactor o al inútil que acabó con el sueño de millones de trabajadores? Mal hombre es aquel que sabe recibir un beneficio – decía Plauto – y no sabe devolverlo.