Al Gobierno de Rodríguez le ha salido un aguafiestas en toda la regla. Nos referimos al gobernador del Banco de España, Fernández Ordóñez. Su afirmación respecto a que “tenemos un problema de sostenibilidad del sistema” también ha causado alarma entre la población.
La cosa se pone fea: aumento del paro, aumento del número de jubilados, cierre de empresas, desconfianza económica, desidia y falta de visión sindical, incompetencia ministerial… ¡Estamos como queremos!
Si montamos un circo, seguramente nos encogerán los elefantes. y crecerán los enanos. Habrá que recurrir a los más inocentes, pues, según Pío Baroja, son los inocentes, y no los sabios, los que resuelven las cuestiones difíciles. Claro que… ¡la inocencia del Gobierno va por otro lado!
Miguel Ángel Fernández Ordóñez nos ha preocupado con su afirmación. Hasta el Gobierno de Rodríguez se ha asustado, poniéndose de manifiesto las contradicciones en el seno del mismo, además de la diversidad de opiniones y su permanente descoordinación. Nos hubiera gustado oír algo estimulante al presidente del Gobierno, porque si Mariano Rajoy era un antipatriota y un agorero, el gobernador del Banco de España seguramente será eso y más para el Ejecutivo.
Hemos pasado del “alarmismo” al realismo, que es como decir al descontrol y al caos. Cada vez se fía menos la ciudadanía del Gobierno, dado que ha demostrado una clara desorientación, excesivo descontrol, desidia, egoísmo e incapacidad para resolver problemas que, a veces, crea él mismo.
Hace tiempo que diversas organizaciones sociales y económicas vienen exigiendo una reforma del sistema de pensiones y en ocasiones se les ha acusado de alarmistas. Hasta de agoreros se les ha calificado, cuando han intentado demostrar que no se pueden seguir pagando a la vez tantas pensiones y a tanto parado. En algún sitio hay que cortar, porque el superávit de la Seguridad Social empieza a quedarse en la categoría de sueño y aspiración, a pesar de las burlonas y recurrentes afirmaciones de la desorientada Leire Pajín.
La hucha que llenó Rodrigo Rato, durante el mandato de Aznar, la ha fundido en mediocres medidas el Gobierno Rodríguez. Hasta para pagar gastos electorales han metido mano en la hucha, con el agravante de no reponer el dinero gastado. Tal actitud entra dentro de las necias medidas del Gobierno Rodríguez que, dicho sea de paso, cada vez entendemos menos. Y ya saben lo que decía Cervantes: “sobre el cimiento de la necedad no asienta edificio ningún discreto”.
Es evidente que el Ejecutivo de Rodríguez no ha sabido ser leal a sí mismo, con lo que difícilmente puede ser leal a los demás. Sírvanos como ejemplo la visión demostrada por el economista, José Luis Balbás, quien ha incidido en que lo primero es ser honestos respecto a la situación actual.
Y esa honestidad pasa por reconocer que a España le costará salir de la crisis un año más que a los países de nuestro entorno, debido a la tasa de paro que tiene y a la confusión de pretender “sustituir el modelo económico basado en la construcción, el automóvil y el turismo por el correspondiente a la I+D+i”. Al menos empezamos a escuchar propuestas sensatas que, conocida la situación, no es poco.