En el País Vasco se siguen cometiendo atropellos en los libros de texto de los niños en edad escolar. Menos mal que tales atropellos solo se cometen en editoriales pro nacionalistas. Hay que levantar una bandera por otras como Santillana, Anaya y Edebé, quienes sí saben escribir ESPAÑA en los libros de texto vascos y distinguen perfectamente entre Euskadi y Navarra.
Lo que no sé es qué tipo de ventas pueden tener las citadas editoriales y la cuantía de las mismas en una circunscripción donde todo lo que suene a España o lleve ese nombre es enemigo, objeto de acoso y derribo y punto de mira para la destrucción y el escarnio.
En el caso que nos ocupa, y preocupa, el pagano final será el alumnado y el responsable único el trasnochado nacionalismo excluyente, a quien el Gobierno de Rodríguez ha dado alas e impulso para seguir incordiando, malmetiendo y negando la mayor.
Toda esta situación debe llevarnos a una detenida reflexión. Quien, al final, cargue con la responsabilidad del atropello que se está cometiendo en la circunscripción vasca, lo hará no por ser mala persona, sino por ser muy mal calculador. Con ello eximimos a Rodríguez de mala fe y peor intención.
Suele decir un buen amigo mío, periodista de investigación e infiltrado por su diario en terreno abertzale, y con el que suelo discutir con cierta frecuencia la trayectoria de ETA, Batasuna, ANV y sus ‘satélites’, que lo mejor es dejar que se relaje la imaginación, porque el que tiene mala memoria se ahorra muchos remordimientos.