Los sindicatos se mantienen cruzados de brazos, mientras sufre la población trabajadora. Millones de euros procedentes del Gobierno socialista de Rodríguez mantienen mudos a los sindicalistas, callados a los titiriteros, atolondrados a los del ‘No a la Guerra’, desorientados a los del ‘Nunca màis’ y, a todos ellos, vendidos a los deseos gubernamentales.
Estamos ante el sobradamente conocido: “dame pan y llámame perro”. Y, como no podía ser de otra manera, la ciudadanía les llama y considera así: perros.