Algo falla en nuestro sistema cuando un Gobierno piensa más en invertir en desempleo que en puestos de trabajo. Si aumenta el paro, lo sufrirán también los trabajadores y los jubilados.
No nos cansaremos de repetirlo, pero no se pueden pagar durante mucho tiempo, a la vez, las pensiones de jubilación y los subsidios de desempleo. Hay que adoptar una solución, aunque la solución en la que piensa el Gobierno no es la mejor: reducir las pensiones progresivamente hasta en un 30 %, así como ampliar la cobertura de desempleo, a la vez que el importe de éste disminuye en un 20%. A esta medida se llama «palos de ciego»
Como de costumbre, el Gobierno carga en el trabajador el peso, mientras los miembros del Gobierno se suben los sueldos hasta en un 12%, a la vez que multiplican las prebendas y ventajas varias. En esta situación, y ante el brutal gasto que suponen el Estado de las autonomías, la cuerda se romperá cualquier día.
El Gobierno no confía en sí mismo y mucho menos en los demás. Estamos ante un Gobierno sin audacia y la audacia – como decía Thomas Fuller — es en los negocias lo primero, lo segundo y lo tercero.