¡¡Se le cae la baba con Bibi!!
Nos lo decía ayer un alto cargo del partido socialista de Castilla y León, sobre su jefe de filas, Rodríguez. Mira, Jesús, decía, «dentro de mi partido, si los tontos volaran, no nos daría el sol en mucho tiempo». Empezando por el que tú llamas, Rodríguez, y acabando por la «ministra pija», Bibiana Aído, sin olvidarnos del «tuerto de ocasión», Pedro Solbes. Nos tienen hasta el gorro, decía nuestro amigo, con sus pronunciamientos sobre temas menores y carentes de sentido para la ciudadanía.
Esas declaraciones dentro del sector oficialista ponen de manifiesto que las cosas no ruedan con corrección desde las elecciones gallegas. Y no ha pasado mucho tiempo sin que lo hayamos podido comprobar.
Ha sido en el acto de apoyo a las mujeres — una discriminación más de Rodríguez — acompañando a la «ministra pija» de la falsa Igualdad y a otras socialistas adiestradas para reír las tristes ocurrencias de su jefe de ocasión. Ruin igualdad desde el momento en que se celebra el «Día Internacional de la Mujer» y no hay «Día Internacional del Hombre». ¡Otra vez la discriminación arrasa dentro del sentir socialista! ¡Valiente majadería, muy propia del socialismo de bragueta y cuneta!
Respaldar a Aído es un acto de tontería mediática. La «ministra pija» sigue de titular en su ministerio, como una forma de recibir críticas y desviar la atención en temas de calado. Mientras los periodistas, analistas y ciudadanos ‘disparan‘ contra Aído, se salvan Rodríguez y sus secuaces de los frecuentes ‘garrotazos‘ dialécticos a los que se hacen acreedores.
Lo «cojonudo» sigue siendo lo bueno y lo «coñazo» resulta que es lo malo. Al menos eso se desprende del lenguaje de muchos de los cargos sociatas. Lean informes, discursos y afirmaciones del socialismo a la española y comprobarán que aún no han sabido, ni conseguido, ajustar o limar el lenguaje. Están a medio camino entre las afirmaciones y las realidades. Y a eso se llama: mentir, actitud muy propia de la barata izquierda que olvida al ciudadano y vulgarmente decora medida sociales, orientadas al gasto excesivo y claramente declaradas sectarias.
Rodríguez ha afirmado que no quiere que «en España haya una mujer injustamente discriminada por abortar». Y es el socialismo el primero en fomentar esa barbaridad con sus leyes sectoriales, acurrucadas, parciales y partidistas.
Rodríguez dice tener especial confianza en las mujeres. Igual que dice sentirse feminista. Y lo dice sin ruborizarse; claro que, de igual forma, sus correligionarios dicen que es un tonto mal informado y peor asesorado, o que da excesivas muestras para que le llamen enfermo.
El colmo de la insensatez ha sido afirmar que cuanto más conservadoras son las instituciones, menor es la presencia de la mujer. Ahora sí que está ‘colocao‘ o ‘fumao‘ el alentador de la ‘serpiente‘ etarra. Nos ha acostumbrado a que detrás de una afirmación, inmediatamente llega una tontería.
Ha convertido el Gobierno en un circo mediático y, gracias a tanto payaso desaprensivo — con perdón para los payasos del circo real — comemos y bebemos los políticos, analistas y periodistas. Y, por añadidura, se divierte la ciudadanía.
Para algunas de sus afirmaciones sobre el aborto en el Día Internacional de la Mujer — nosotros somos partidarios del aborto, cuando sea necesario, y de que decida la mujer, tenga la edad que tenga — se ha rodeado de ‘sus muñecas’ adiestradas para reír sus permanentes sandeces y acompañarle en sus risitas desajustadas.
Resulta que el talante era reir ante todo, aunque no venga a cuento. Riendo como ríe Rodríguez ante insignificancias, eso quiere decir que puede desternillarse sin sentido al paso del féretro de una víctima del terrorismo.
¡Presidente, Rodríguez: deje que la mujer decida y no ponga límites de edad. ¿Es que considera irresponsable a la mujer española? ¿Por qué ese afán de poner puertas al campo? Prohiba intervenciones y afirmaciones más importantes a sus ministros y ministras para que no sigan haciendo el ridículo, como hasta ahora; léase Solbes, Sebastián, Maleni,… ¿O también usted se ha convertido en ‘maricomplejines’, como su admirado Rajoy?.