Iniciamos una etapa política entusiasta en Euskadi, aunque con el freno de mano echado. ¿Por qué? Pues porque Pachi López es partidario de ‘acostarse’ con ETA. Ver a su lado a Chuchi Eguiguren es preocupante, dan nauseas y genera desprecio ciudadano. Sin duda Rodríguez tiene un problema con y en Eguiguren.
Los violentos y maltratadores no deben estar en política. Ahí tiene el presidente Rodríguez una asignatura pendiente, como prueba de que pasa olímpicamente de la igualdad de trato y del respeto a la persona. Habría que escuchar a sus ministras y saber qué piensan de ese ciudadano despreciable que casi mata a su esposa a trompazos y que fue condenado por la Justicia. Por cierto… ¡Dios mío qué Justicia la nuestra o qué cachondeo de esa en manos de ciertos jueces!
Tanto en la sociedad vasca, como en la gallega, se vislumbra un deseo de cambio. Galicia volverá a la normalidad, pero Euskadi sigue levantando sospechas, inseguridad e intranquilidad. Si Pachi López se raja, y no presenta su candidatura a lehendakari, deberá abandonar la política activa; pues será signo de que Rodríguez le ha arrinconado o empujado contra las tablas.