ETA nació en el seno del PNV y dentro de un Seminario; de ahí que se considere sospechosa de colaborar con el terrorismo a parte de la Iglesia vasca.
¿Podíamos haber estado mejor después de cuarenta y cinco años de terrorismo? Pues claro, pero recuerden que el actual presidente socialista reanimó a la ‘serpiente’ y la ayudó a salir del letargo, después de que el último gobierno de Aznar la dejara moribunda y sin ningún lugar donde refugiarse.
Si a ello añadimos la permanente colaboración del PNV con ETA, pues entonces nos encontramos a ETA donde nos la encontramos y al PNV protegido por los cuatro costados e incitando a la violencia en ocasiones, frente a las diarias amenazas a otros partidos.
En este momento el PNV es un miserable estorbo para el País Vasco y un beneficio y colaborador de ETA. El País Vasco requiere un cambio urgente para salir de la represión en que se encuentra inmersa. ETA es la maldición, pero el PNV es la culebra rastresa y el odio difuminado.
Ya no hay duda. Tanta prisa corre acabar con ETA, como con el Partido Nacionalista Vasco. España mira hacia el futuro y el País Vasco está anclado en el pasado.