¡Parece como si se hubiera caído de culo limpiando los azulejos de la cocina!
No sé cómo se las apaña el PP, pero siempre que escupe hacia arriba le cae en la cara. Debe ser que no se fija en la dirección ni en la fuerza del viento.
Cuando las ministras mostraron su recalcitrante feminismo con la firma Vogue, desde el Partido Popular echaron sapos y culebras por la boca. Mariano Rajoy dijo lo que no está escrito contra las ministras. Hoy, abochornado por la estupidez revistera de Soraya Sáenz de Santamaría se retracta y dice que «quizá no debimos criticar la foto de las ministras de Vogue». ¡Pobre Mariano!
En cuestión de opiniones hay de todo, como en botica y en colores. Es evidente que para los gustos se hicieron los colores. No hay más que echar una ojeada a los periódicos y revistas de estos últimos días. Cada uno da su opinión, como cada lector saca sus conclusiones.
De lo que no hay duda es que la imagen carece de glamour. Rajoy, en un alarde de despiste descorazonador para la derecha, dice que la foto es muy bonita y que las críticas se deben a que en España hemos avanzado poco en respeto al prójimo. ¡Tonterías de Mariano! Total, una más no importa.
Si a Soraya hay que juzgarla por su actividad, no entendemos que no se aplicara esa máxima a las ministras de Rodríguez con motivo de la pose para Vogue. En un caso y en otro, la rémora del feminismo ha hecho su aparición tanto en las ministras socialistas como en la portavoz del Partido Popular.
La pose de Soraya hay tomarla como la anécdota del día. En estos momentos hay cosas más importantes de las que preocuparse. No hay más que echar una ojeada a las declaraciones del ministro Solbes — a quien habría que dar un capón en toda la regla — para saber a qué nos referimos. ¡Pobre España zarandeada por los vientos socialistas!
Si Ramón Calderón, presidente del Real Madrid, ha dimitido por engañar a la afición, a la asamblea, a los socios y a sus cercanos colaboradores, no entendemos que Pedro Solbes siga en el Gobierno. Su mentira y sus falsedades reiteradas hacen mucho más daño. En esta España nuestra, la mayoría no saben conjugar el verbo dimitir, como la portavoz del PP no ha sabido sopesar las consecuencias de su estupidez posadora.
Tenemos derechoa dar nuestra opinión y así lo hacemos: la foto en cuestión carece de glamour, como ya quedó expuesto. Soraya posa con falsedad antinatural. Su mirada asustada y acomplejada (no olvidemos aquello de ‘maricomplejines’) es el resultado de un mal asesoramiento fotográfico. La escena es más para la risa que para la admiración. Ligera de ropa, sin medias y con los hombros al aire no da la imagen que pretende, ni siquiera causa admiración o atractivo. Pobre, pobre, se mire desde donde se mire. Tal vez lo más destacado haya sido la elegancia de Leire Pajín con su sms: «En el PSOE no comentamos la foto de Soraya Sáenz».
Su posición simula una caída. Algo así como si estuviera limpiando los azulejos de la cocina y se hubiera caído de culo, mientras hace ademán de levantarse. Sin peinar y con cómodo vestido asemeja la indumentaria de estar más suelta en casa para hacer virtud de sus placeres.
En fin, la foto tiene de todo, menos glamour y arte. Y lo que es más importante, la protagonista y el ‘fotero’ están muy alejados de la verdadera intencionalidad. No nos extraña que Pedro Jota se haya partido de risa. Como no nos extraña el agudo y fino análisis efectuado por el ínclito Jiménez Losantos. Amén.