Solo la torpeza lleva a hacer caso de afirmaciones sin sentido, como son muchas de las que hace Rodríguez y aplauden sus palmeros. Tal vez ahora sea pronto, pero cuando Rodríguez abandoné el poder nos daremos cuenta del tremendo daño que el Gobierno socialista ha hecho a la economía, a la convivencia, a la España de las autonomías y a la igualdad de oportunidades. Nos recuerda, en cierto modo, al topo de Moncloa y visceral oportunista, Fernando Moraleda; hombre de talante, pero del malo.
Sus palabras y sus sindicadas mentiras hace tiempo que coinciden. Solo los más avispados lo advirtieron hace tiempo. Quienes aún votan a piñón fijo, con el carné en la boca y la prebenda en el bolsillo se dejan embaucar y engañar interesadamente. Los demás huyen de sus mentiras y del gafe que representa el presidente del Ejecutivo. Un gafe que extiende sus envenenados tentáculos hasta Israel, criticando la paja en el ojo ajeno y no siendo capaz de ver la viga en el propio.