Irati Aranzábal, antes barragana, hoy esposa de De Juana Chaos
Lo más triste de la liberación de Iñaki de Juana Chaos es que se demorarán las soluciones, como suele demorarlas el Gobierno de Rodríguez en el terreno económico, político y social. Que nadie lo dude: estamos ante un Gobierno socialista de medio mandil. Y si no ha sido capaz de poner orden en temas más sencillos, no esperen que en el ámbito del terrorismo sea más agudo. Sería algo así como pedir peras al olmo.
Llamativo es también que no se ponen de acuerdo de acuerdo ni siquiera las Asociaciones Profesionales de expertos y expertas judiciales. Mientras que unas Asociaciones de juristas están muy interesadas en aportar soluciones, aunque no a corto plazo, el portavoz de otra Asociación retuerce el pensamiento de tal forma que los ciudadanos nos llevamos las manos a la cabeza ante la sorpresa y la interpretación, no sin indignación.
Bendita la libertad de expresión y pensamiento, pero el retorcimiento es preocupante: “reformar el Código Penal para extender penas que ya se han cumplido supondría dar pasos adelante hacia la cadena perpetua”. ¡Ahora vas y lo cascas! Por favor, no se rían, tómenselo en serio o, al menos, háganlo en privado para no llamar la atención. Lo ha dicho un portavoz de una de las Asociaciones. Para echarse a temblar. ¡Hace falta tener colmillo retorcido para llegar hasta ahí!
Otra perla más del mismo portavoz: “es inevitable que en determinadas ocasiones un delincuente viva cerca de una víctima (…), pero lo que se debe hacer es lo que dice la ley”. De acuerdo parcialmente, pero ese no es el problema ahora. Algunos marean al burro con tanto dar vueltas a la parva. Lo que hace falta son soluciones ya.
Lo de Iñaki de Juana Chaos no se puede consentir; máxime cuando se conoce el retorcimiento hipotecario de su barragana, ‘polvera’ penitenciaria y hospitalaria, hoy su mujer, Irati Aranzábal, para no indemnizar a las víctimas.
La ciudadanía no juzga a sus políticos y legisladores por sus intenciones. Se puede decir de ellos que tienen un corazón de oro, pero eso se puede decir también de un huevo duro. Decía James R. Lowell que la demagogia otorga a cada uno de los hombres el derecho a ser opresor de sí mismo. Cierto y, a la vez, estúpida realidad, no muy alejada de la insensatez que hace que un asesino pueda oprimir a sus víctimas
No, no apostamos que juegas con ventaja 🙂