No hace mucho decía Joan Mesquida que no tenía constancia respecto a que ETA se hubiera rearmado durante la tregua-trampa, más conocida por algunos como “proceso de paz” o “proceso Zapatero”. La palabrería de Mesquida tiene ahora continuación en las afirmaciones de Mercedes Gallizo, calladita desde que De Juana Chaos desapareció de la escena política.
La directora general de Instituciones Penitenciarias piensa que ETA apenas tiene la misma capacidad operativa que el GRAPO. Lo ha soltado y se ha quedado tan ancha. En lo que sí ha acertado ha sido en que ETA pasa olímpicamente de sus presos y no cuenta con ellos para nada. Gallizo debería saber que a ETA no le interesa su propia gente cuando alcanza la categoría de “material quemado”. Y los presos etarras lo son. Están quemados y lo saben. Incluso a Etxerat (“¡A casa!”, en vasco) le importan poco, aunque algo más.
Los más interesados son los propios familiares que cobran ayudas, subvenciones y kilometraje; por eso les interesa que sigan en la cárcel: son un auténtico chollo, mientras no salgan del trullo. Incluso, me atrevería a decir que Mercedes Gallizo ha acertado en la consideración del pesimismo y de rechazo de más gente cada día, respecto a la actuación de la banda asesina. Privilegios que no tienen las víctimas ni sus familiares. Ahí están la Fundación Gregorio Ordóñez, Fundación Miguel Ángel Blanco y otras que pueden corroborarlo.
La directora general ha metido lechuga entre col y col. Si bien acierta en alguna de sus afirmaciones sobre los presos, se equivoca de extremo a extremo en lo que se refiere a la capacidad operativa de la banda asesina. Cada vez son más las pruebas al respecto y más las evidencias para que esta señora no se meta en ‘berenjenales’ de ese tipo.
Se acaba de descubrir un importante arsenal de ETA en un piso alquilado a miembros de la banda. A ello hay que añadir diversos robos de material para fabricar explosivos; robo de armamento en Francia y más de cuatro mil kilos de clorato sódico robado en el municipio de Saint Benoit, en una empresa que responde al nombre de Quadrímex. Dudo que sea para elaborar fuegos de artificio. Si a lo indicado se añade la gran cantidad de material explosivo casi caducado — como se ha sabido recientemente – sumamente peligroso en caso de ser manipulado y abandonado en zonas de riesgo para la población, entonces si que las afirmaciones de la directora general de Instituciones Penitenciarias son totalmente gratuitas y extemporáneas.
Resulta difícil entender la postura de Mercedes Gallizo, sobre todo cuando rechaza el rearme de ETA durante la tregua-trampa. No sé si nos toma por tontos, como hizo en varias ocasiones Joan Mesquida, al afirmar que ETA no guardaba material explosivo en los zulos. Sea como fuere, es evidente que Gallizo ha dado una opinión — respetable y respetada — pero seguramente tan equivocada y desinformada como la propia directora general; lo que, dicho sea de paso, tampoco es relevante ni novedoso.
Prueba de esa desinformación y de la gratuidad de tal opinión es que no coincide con la opinión de expertos y analistas sobre terrorismo. Y mucho menos con los responsables de la lucha anti-terrorista de Interior. Es una prueba más de la descoordinación dentro del propio Ministerio que, a la vez, se extiende entre todos los demás que forman el Gobierno Rodríguez. Hay una evidencia y es que si Pérez Rubalcaba no tranquiliza a Gallizo, ésta puede acabar recogiendo sus palabras una a una y en silencio. Por el cargo que ocupa debería ser más prudente y menos ‘atropellacarros’. Riesgo existe y mucho. Claro que, el atrevimiento y la ignorancia son otra cosa y de ello hace gala la directora general.