Jesús Salamanca Alonso
En casi todas las provincias del Estado español, los concejales y procuradores desaparecieron tras las últimas elecciones municipales y autonómicas, pero ante la proximidad de las siguientes han empezado a enviar colaboraciones espontáneas y notas de prensa a los medios de comunicación. Darán conferencias, aunque desconozcan los temas, sobre todo si encuentran la ocasión idónea para insultar o acusar al adversario político. Lo mismo podremos decir, dentro de un año, de diputados nacionales y senadores.
Llevan varias semanas haciendo méritos y colaborando en la elaboración de los programas electorales que, dicho sea de paso, no los lee nadie, ni siquiera los que leemos todo lo que cae en nuestras manos y está a nuestro alcance.
Asistirán a mesas redondas, inauguraciones y escribirán espontáneos artículos en prensa y revistas más o menos serias. El objetivo es lucirse, nada más; lo demás son cuentos chinos de corto recorrido. Llega el momento de hacer méritos ante el respectivo jefe provincial.
La incertidumbre ya ha pasado, si bien son conscientes de no haber cumplido correctamente con la ciudadanía. Pero, eso sí, muchos de ellos rara vez se han levantado antes de las nueve de la mañana para aparecer por el trabajo. Sí, he dicho aparecer, en ningún momento pretendí referirme al concepto trabajar. Ésta es una palabra más seria y no es patrimonio de buena parte de nuestros políticos locales y provinciales.
Llegadas estas fechas uno se hace siempre la misma pregunta: ¿Y durante los cuatro años que transcurren entre dos procesos electorales dónde han estado? Solo hemos podido ver a quienes han metido la mano en el cajón o cajones. También hemos visto a otros camino del trullo. Salvo esos casos, puedo prometer y prometo que cuento a los concejales que he visto con los dedos de una mano y me sobra alguno. Sospecho que estamos ante un ‘pucherazo’, si entendemos éste como sinónimo de engaño, abuso y tropelía. Pues eso, juzguen ustedes.
Concejales en rueda de prensa
