Cheque escolar y desgravación fiscal

perio5.JPG Jesús Salamanca Alonso

Resulta que Esperanza Aguirre no lo decía en broma. Hay promesas electorales que no se suelen tomar en serio, porque se hacen para no cumplirlas, como decía el profesor Tierno Galván. Pero parece que algo empieza a cambiar.

Esperanza Aguirre se ha comprometido a implantar la desgravación fiscal por educación. Llevo muchos años diciendo que la educación no está de moda, frente a la economía, la tecnología, la política, la innovación o los grandes núcleos de poder y decisión. Ahora llega doña Esperanza y me deja en mal lugar, de lo cual me alegro. Siempre es buena noticia que la educación esté en primer plano.

La presidenta popular, sin comillas ni gaitas marineras, ha empezado a razonar sobre el Cheque Escolar y ha dejado sin argumentos a la oposición. Otra vez la formación socialista madrileña acabó contra las ‘tablas’, pues doña Esperanza trae y lleva a los socialistas de la capital a mal traer y peor llevar. Las ‘huestes’ de Rafa Simancas recorren una y otra vez el camino de la amargura y no sabe como abandonarlo. Y es que la presidenta ha dejado bien claro que no es ético, y mucho menos justo, que los padres que llevan a sus retoños a la enseñanza privada paguen dos veces; es decir, la factura mensual del cole y en el momento de pagar impuestos.

A nadie se le oculta que esos padres cuentan con otras vías, como la escuela pública y la concertada. Pero, si se les impide optar por la enseñanza privada ¿dónde queda el derecho de elección de centro e ideario? Ahí es nada, derechos enfrentados: credo frente a proselitismo, opción frente a imposición, posibilidad frente a demagogia, ética frente a izquierda inmovilista y decimonónica.

Frente a la subvención al centro educativo, se empieza a reclamar el tan cacareado Cheque Escolar. El pago a los padres para afrontar la escolaridad de los hijos frente a la hipocresía de la izquierda, la paranoia del socialismo y la inadaptación del nacionalismo reivindicativo e insaciable. No siempre la conciliación de modelos es fácil, como no lo es la solidaridad inter-territorial.

Mientras la izquierda malgasta los derechos sociales, aduciendo que los padres deben elegir entre modelos, los padres eligen y, cuando optan por la privada, reclaman urgente justicia, que no es otra cosa que desterrar la ilegalidad de pagar dos veces por lo mismo: la educación. Bien es verdad que estamos en un caso semejante cuando optamos por una carretera o una autovía, la sanidad pública o privada, residencia pública o familia, asistencia jurídica,… Todo en la vida es elección, excepto la enfermedad y la muerte.

Actualmente el Cheque Escolar no saldría tan caro como algunos piensan. Debe implantarse hasta el bachillerato, sin más dilación. Ah, que nadie venga con la ‘mandanga’ de que perjudica a la enseñanza pública, porque ese es un cántico muy viejo y desfasado. Se pueden mermar muchas otras partidas no tan necesarias socialmente; aunque a los políticos no es conveniente darles ideas, porque acaban apropiándose de ellas. A veces son cleptómanos del pensamiento ajeno. Nadie puede poner en duda que el Cheque Escolar es una medida atractiva y posible, basada en el pensamiento moderno, mientras que la oposición al mismo es hortera, retro, malsonante, inmovilista y de izquierdas.

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