pedir perdón

Todavía cuesta trabajo pedir perdón, en esta sociedad en la que vivimos, cuando alguien mete la pata hasta lo más hondo y como consecuencia de ello, un montón de gente lo tiene que pasar fatal. La cosa no está en que la crisis económica haya tenido la culpa, porque ha habido crisis para todos y en unos sitios se ha resuelto mejor, en otros, peor y en alguno, muy mal.

Las diferencias en algunos casos son abismales y están señalando que unos tienen más responsabilidad que otros en el modo en que se han empeñado por gestionar la crisis: unos sabían más cómo hacerlo, otros, menos y alguno la ha gestionado con grave daño para la gente, no sólo para los bancos y la empresas, que también, sino con grave daño para las personas que han sufrido las pérdidas más graves por la incompetencia en manejar la crisis de todos.

Los resultados electorales expresan muy bien el tamaño de la decepción que han sufrido los votantes con la gestión de la crisis realizada por el gobierno socialista, pero lo peor es que esos daños son irrecuperables, especialmente entre la gente más joven; estos últimos años han pasado ya y no volverán: el tiempo perdido está irremisiblemente perdido. Puede que haya una recuperación, y que en algún momento se lleguen a alcanzar los niveles anteriores a la crisis, pero eso sucederá demasiado tarde para todos los que han visto pasar los días, los meses y los años, sin que nadie pensara demasiado en serio en solucionar los problemas de ellos, o por lo menos mucho menos en serio que otros países, que no son ni más listos, ni más tontos que nosotros, pero que parece que tienen una mayor sensibilidad para apreciar los problemas reales de la gente y para resolverlos lo antes posible.

Ojalá que el 20-N no sólo señale la muerte de un dictador hace ya muchos años, sino también la de un modo de hacer política de espaldas a los ciudadanos y de frente a no se sabe qué, porque tampoco es que se pueda encontrar algún beneficio para alguien en esos terribles meses de agonía de un proyecto político sumamente defectuoso. Lo peor de todo es que podemos conocer los perjuicios que ha traído esa política para la gente, pero no aparece por ninguna parte que alguien haya conseguido algo más que el descrédito personal de su empecinamiento por hacer las cosas así. Habría que pedir perdón por la acumulación de tantos errores al mismo tiempo, sin ninguna convicción de que de ellos pudiera obtenerse algo más que nada.
(publicado en Andalucía Noticias)

3 comments

  1. pedir perdón… o la obstinación de algunos políticos… http://t.co/ydtqvQ6n

  2. RT @rafaelguijarro: Nuevo artículo: pedir perdón http://t.co/gLHRTfFk