GENTE SIN ESDRÚJULOS
Rafael Guijarro
Si alguna vez cuando vayas en el Metro, oyes que un chico le dice a otro: ‘Había mazo de peña en la calle a pesar del frío’, ni se te ocurra ingenuamente, preguntarle a tus hijos, al llegar a casa, qué significa eso. Ellos te lo explicarán con alguna señal de benevolencia, mientras piensan para adentro: ‘papá está en las antípodas’.
Es esa la palabra que acaban de aprender en la clase de hoy, y llevan todo el día tirándosela a la cabeza unos a otros: ‘Tío, estás en las antípodas si crees que Ronaldo es mejor que Messi’; ‘pues anda que tú, que piensas que Jennifer López tiene la edad de tu hermana… ¡tú sí que estás en las antípodas!’
Afortunadamente, en el diccionario, los académicos han puesto lo que significa mazo, peña, e incluso antípodas o esdrújulas, otra palabra de la clase de hoy. Suena mal acusar a alguien de esdrújulo; en cambio, ‘estás en las antípodas’ queda hasta bien entre los compañeros de la clase de hoy. Mañana, ¿quién sabe la palabra que toque para tirarla a los demás?
Y el diccionario muestra que los académicos no están en las antípodas de las esdrújulas, sino muy cerca de lo que se habla por la calle, y que mola mazo, o mogollón, que los padres y profesores pueden acudir a él con más frecuencia, para entender lo que no entiendan de lo que oyen hablar a la peña entre si. Y qué bien suenan las esdrújulas ‘para darse un subidón’ ante los demás… académico, por supuesto. Otros van de botellón y acaban en el cajón, hasta que papá y mamá les sacan de allí, sin pedirles ni perdón, por el colocón. Mazo de peña: ‘demasié’ agudos, y sin esdrújulos, que dirían tus hijos.
(publicado en ‘Magisterio español’)