Decía Pío XII que el pecado del mundo de hoy es haber perdido la conciencia de pecado. Algo así parece haber querido decir el burgalés, Octavio Granado, secretario de Estado de la Seguridad Social. Y eso no es para que alguien se alarme. Ha llamado a las cosas por su nombre, como se suele hacer en Castilla desde la inauguración de la noche de los tiempos.
Ahí es nada. Ha dicho en público lo que muchos repiten en privado y, algunos, reiteran cada día: sobran funcionarios. Suponemos que, cuando alude Granados a los funcionarios, se habrá querido referir a esa variante de tal colectivo que son los “funcioneros”; es decir, aquellos que llegan, fichan y desaparecen por la ciudad hasta la hora de fichar la salida del trabajo. Hay diferencia, aunque muchos lo desconozcan.