¡Vaya palo que se ha llevado la SGAE! No podía ser de otra manera. Cuanto ha venido diciendo Jiménez Losantos lo hacía en el terreno de la libertad de expresión. Y no solo eso, sino que era el sentir de una buena parte de la ciudadanía. Losantos expresa «un sentimiento ciudadano». Nosotros nos identificamos con Federico y su discurso sobre la SGAE. Y, como nosotros, mucha más gente. ¿Acaso no son en este momento las siglas más despreciadas de cuantos acrónimos pululan por el territorio nacional?
El canon ha sido criticado por la ciudadanía como una medida desagradable y abusiva. Así lo comentó Losantos y así seguimos pensando. El canon es una imposición. Y todo lo que sea impuesto a la fuerza genera rechazo. Ha quedado claro que Federico no ha vejado, ni ha difamado ni ha maldicho de la Sociedad General de Autores. Pues eso: ¡Viva la libertad de expresión! Bendita libertad, a pesar del pestazo que procede de la siniestra. Era otro intento de acogotar a un luchador por la libertad de expresión y, en esta ocasión, les ha salido rana y además tienen que pagar las costas.