Al partido socialista de Rodríguez se le ha deshojado la rosa y se ha visto obligado a cambiarla por profilácticos con un claro significado ante la aguda crisis. Ni siquiera han sabido ser originales, pues han elegido los aros en disposición olímpica.
Aún no sabemos qué ha pasado con el puño. Pero si algo hay odioso, violento e indigno es un puño cerrado, signo de represión. A fuerza de hacer la puñeta a los ciudadanos, estos acabarán haciendo la pedorreta al socialismo.