Apenas salió de la cárcel ya empezó a dar muestras de su no arrepentimiento. Gracias a la chapuza de Justicia que tenemos en lo que al terrorismo se refiere, este etarra ha regresado a la calle; pero no se ha atrevido a acudir al que iba a ser su domicilio. Sabe que si vive allí, en la calle Carlos I, número 1, no tardando le pegarán un tiro graciable grupos ya organizados y financiados, como sabe también que estará vigilado las veinticuatro horas del día.