Iñaki preguntó en su entrevista a Bibiana cómo fue el momento cuando le comunicaron que iba a ser ministra, si una mujer puede eludir ese gran drama de optar entre su carrera profesional y los hijos, si sintió vértigo al sentarse por primera vez en el Consejo de Ministros, si tenía conciencia de estar haciendo historia al formar parte de un Gabinete con una mayoría de mujeres o si se sentía orgullosa de que en su pueblo no hayan dejado de tirar cohetes desde que Zapatero la tocó con su poderoso dedo, etc. Ni una sola emboscada. Todo el terreno estaba despejado.
En definitiva, resultó ser un diálogo de guante blanco… hasta que llegó la última pregunta, tan inocente como todas las demás. Una simple curiosidad que a Garganta Profunda al menos no le hacía presagiar el corte de mangas que le propinó la ministra de Igualdad. «¿Soltera?», preguntó Gabilondo. «Soltera», contestó Aído que, a renglón seguido, añadió: «aunque no tenga mucho que ver eso». La oración sonó como un «¿de qué vas, Iñaki?». El otrora mito del periodismo, ahora un simple soldado más al servicio de Zapatero, amonestado por una treintañera, pero ministra. Tiene bemoles, Señor, tiene bemoles.