Sinceramente no acababa de entender el titular de prensa: «Iniciativa interrogará al Gobierno sobre Cristiano». Alguien se está poniendo muy nervioso y se lanza a dar pataletas al aire. Y lo hace con tal de ‘salir en los papeles’, como se decía antes. Hay partidos que quieren su minuto de protagonismo a costa de lo que sea; igual da meterse con los asuntos deportivos que con los 400 euros que el Gobierno prometió y que, dicho sea de paso, han llegado a unos y a otros, no.
Al ver las siglas ICV, uno no acababa de reencontrarse, y menos al relacionarlas con el fichaje que ha llevado la ilusión al madridismo y el disloque a ‘tripleteras’ aficiones. Nos referimos al luso, Cristiano Ronaldo. En principio no sabía si ICV era el Índice de Calidad de Vida, la Iniciativa Ciudadana Vasca, el Instituto de Cerámica y Vidrio o el Instituto Cartográfico Valenciano.
Centrado en la noticia, resulta que quien declaraba que interrogaría al Gobierno sobre Cristiano Ronaldo era el representante de Iniciativa por Cataluña Verdes. No obstante, seguía sin cuadrarme tal predisposición nerviosa y deslavazada.
No podía entender qué tenía que ver Cristiano Ronaldo con una formación política, que actúa como el Guadiana, que aspira a recomponer el espacio comunista catalán, con un discurso político compuesto por tesis eurocomunistas, que es como pensar en clave decimonónica, plenamente desorientada en cuanto a los espacios sociales que busca, además de trasnochada en pleno siglo XXI.