A ver quién se atreve a decir que UGT ha dejado de chupar de la canoa. Nadie se va a atrever, porque el sindicato de clase sigue succionando de la goma. Ve la paja en el ojo ajeno y no ve la descomunal viga en el propio. Hay que parar tanto abuso, tanta caradura y tanta indignidad.
Ni los trabajadores quieren ser representados por los sindicatos de clase, ni los sindicatos deberían meter las narices en temas sociales, políticos y económicos. ¿Que son constitucionales? Pues habrá que abrir la sandía constitucional y ponerlos a la intemperie.
¡Ya está bien de que sigan manteniéndose de los presupuestos generales del Estado! Alguien debe decir a los dirigentes sindicales que han de encargarse de mentener a sus liberados. Y han de hacerlo, ya, porque la estupidez de este Gobierno — rodeado de vende-patrias, lamerones e incompetentes — sigue sin ver la realidad de esas formaciones que dañan más que benefician.