Ahí tienen a los dieciocho dirigentes del sindicato socialista ‘en plan tripero’ en un conocido restaurante madrileño. Es fácil entender que, mientras Zapatero les llene el pesebre, no tienen necesidad de trabajar. Viven a todo trapo, a costa del contribuyente y a pesar del trabajador.
A cambio deben genuflexión y agradecimiento. Tampoco se van a ver despedidos de sus empresas; aunque los empresarios estarían deseosos de despedirlos. De hecho, en muchas empresas hay un pacto tácito de no contratar a trabajadores vinculados a los sindicatos de clase, lo cual aplaudimos y contribuimos a extender a diario.