Todos sabíamos desde hace tiempo que el comunismo vasco y ANV formaban parte de la estrategia y del colaboracionismo con ETA. Había que estar ciegos para no advertirlo, como ciego estuvo el Ejecutivo de Rodríguez cuando no le convino ilegalizar todas las listas de las candidaturas de ANV. Hasta eso se negoció, mientras se tangaba a la ciudadanía y se alimentaba a la serpiente abertzale.