Han pasado dos días desde las elecciones gallegas y ya hay nuevo escándalo.
El PSG y el BNG daban dinero a manos llenas, mientras reprimían a los medios que no comían en su mano.
Estos medios se lo llevaban crudo. La Xunta lo pagaba todo.
Alguien debe contar el motivo por el que La Voz de Galicia no publicó las fotos de Anxo Quintana en el yate del empresario al que facilitó el acceso al dinero público en forma de subvención. Corrupción, tráfico de influencias,… ¿cómo quieren que lo llamemos? ¡Valiente sinvergüenza, Quintana, y cobarde aprovechado, la Voz de Galicia! Hablaremos nosotros, porque ellos se esconderán.
Igualmente queremos saber cómo llegó tanto dinero a El Correo Gallego. Por lo visto nadie se privaba de nada. El dinero era público, pero solo se beneficiaban unos pocos ‘culos calientes’ a quienes en Castilla se les conoce como ‘arrastrados’.
Entre convenios, ayudas y subvenciones Quintana y Touriño pretendían seguir en el poder a toda costa. ¿Qué tiene que decir el estúpido integral, ‘Pepiño’ Blanco al respecto? ¿En qué medida ha participado él en estas miserias que ahora se destapan? El socialismo y el nacionalismo han contribuido a que Galicia se quedara descolgada del progreso español; de hecho es la comunidad autónoma más retrasada.
A pesar de los escándalos, la siniestra se echará a la calle, no tardando. ¿Por qué? Pues porque cerca de 30.000 personas irán a la calle en los próximos cuatro meses. Una vez que se vean a la intemperie comprobarán lo duro que es el paro, aunque Zapatero se lo quite a los jubilados para dárselo a los parados. Si ZP hace acuerdos con Rusia «para follar», a nadie debe extrañarle que se brinden los sociatas gallegos a subvencionar a quines arrastran el culo por el zarzal de la prebenda.
Feijóo debe cortar cuanto antes las subvenciones si quiere cumplir con sus compromisos. No puede caer en la represión del gobierno anterior. El bipartito ha dañado a Galicia, como hacía tiempo que no la dañaba nadie.
Han demostrado ser unos sinvergüenzas sin escrúpulos. Iban a colocar a su gente, y Galicia les importaba «un huevo y parte del otro». Consiguieron colocar a los titiriteros de ‘Nunca máis’ y llegaron a pensar que estaban en su finca particular. Ahora deben pagar. Y no solo ellos, sino todos los prebendados. Alberto Núñez se la juega y, si no da un paso al frente, se lo recordaremos durante toda la legislatura.
