Muchas de las políticas iniciadas por Juan Vicente Herrera, presidente de la Junta de Castilla y León, han sido calificadas de Tolerancia cero, por su poca o nula efectividad y por el afán de algunos de sus consejeros y directores generales por salir en la foto, sin más preocupación.
En el ámbito educativo se están llevando a cabo algunos pasos importantes que, sin ser originales, han dado algún fruto y muchas críticas en los medios de comunicación locales por obligar a impartir docencia en sábados a muchos de quienes han sido designados para puestos de libre designación en las Direcciones Provinciales de Educación y en las respectivas Consejerías. El Partido Popular ha utilizado el consabido “do ut des”, como en su día lo utilizaba la nefasta y reestructurada Dirección General de Formación Profesional e Innovación educativa de la Junta de Castilla y León.
Desde el sindicato de profesores, ANPE-Castilla y León, se ha valorado muy positivamente el Programa para la Mejora del Éxito Educativo que, con carácter experimental, ha establecido los contenidos básicos para su desarrollo en centros sostenidos con fondos públicos. Hay que destacar el hecho de que se haya ampliado a 4º de Educación Primaria, reivindicación hecha por ANPE argumentando la importancia que tienen este tipo de actuaciones en edades tempranas y finalmente recogida por la Administración Educativa.
Desde el presente curso 2008-2009 se suprimen las clases de los sábados que pasarán a ser por la tarde durante la semana. Es evidente que el programa empieza a ser práctico en muchos aspectos. Parte de la incongruencia que acompañaba al programa se debía a la falta de experiencia y al nefasto asesoramiento recibido por la Viceconsejería de Educación de la Junta de Castilla y León y a su falta en rodaje en el terreno educativo. Recordemos que el actual viceconsejero es totalmente ajeno a la docencia y aún no ha averiguado por dónde le da el aire, a pesar de estar protegido por dos de los pesos pesados del Partido Popular en la comunidad y amparado por una directora general de apaño.
Mientras que gran parte de los sindicatos están estudiando el programa todavía, el sindicato de profesores ANPE hace tiempo que exigió a la administración unas reivindicaciones concretas como fijar un número máximo de alumnos y alumnas para las clases extraordinarias; desarrollar una formación adecuada y específica para los docentes que lo impartan; voluntariedad del profesorado para participar en el programa; potenciar de manera clara la formación para los padres de los alumnos que participen en el programa, puesto que esto repercutirá positivamente en los resultados y en la valoración de los padres hacia los docentes, además de reconocer administrativa y económicamente la figura del tutor.
Tales reivindicaciones ponen de manifiesto la importancia de corregir los fallos iniciales y el afán de superación del sindicalismo sectorial, frente a la dejadez y la falta de estímulos del sindicalismo de clase, más preocupado de otros sectores como la economía, pero de la que no tienen ideas claras, y ‘coronado’ por la dejadez en términos generales.
Hoy el sindicalismo sectorial ha ganado enteros frente al sindicalismo de clase por la confianza que ha inspirado en sus representados y en el diario buen hacer. Solía decir Vicente Aleixandre que “ser leal a sí mismo es el único modo de llegar a ser legal a los demás”. Y, sin duda, no se equivocaba. El tiempo y las circunstancias le han dado la razón.