A la izquierda, la España rica, abusona y mentirosa. A la derecha, la España que sufre el día a día y cierra negocios todos los días.
Por Jesús Salamanca Alonso / Hoy tenemos dos Españas claramente definidas. Por un lado, la de los políticos que viven a desgarrapellejo a costa de todos los demás y, por otro, la España sufriente que madruga, se desespera por llegar a fin de mes y ve cómo los incompetentes políticos destrozan el país.
Cada vez menos se preocupa la clase política por los ciudadanos. Van a su bola y los problemas quedan sin resolver. Pasan el tiempo discutiendo memeces, donde los líderes son los analfabetos de la ultraizquierda que llegaron prometiendo regenerar la política y la han destrozado.
Nunca el nivel de los parlamentarios había sido tan desastroso; ahí tienen a ‘víboras’ inservibles como Garzón, Belarra, Montero y otros especímenes que se cobijan bajo sueldos de director general o asesor. Hoy el Gobierno es un desastre y los presupuestos se han incrementado considerablemente para mantener a tanto parásito. Desde Isa Serra hasta los imputados exconcejales podemitas del Ayuntamiento de Madrid la inutilidad es un hecho y una realidad visible.
La bandera de la corrupción y de la mariconería es lo único visible, pero se agarran a ella como lapas, la misma actitud que muestran con los sillones y el sueldo: no es más que echen un vistazo a la promesa de Ione Belarra quien se comprometió a cesar en el Gobierno si se enviaban armas a Ucrania, sin embargo no se atrevió a dejar el sueldo y verse en la calle, que es donde debería estar.
