Ni siquiera sus compañeros le arropan personalmente ni apoyan su gestión. Hasta su jefe se va de erróneas correrías.
Por Jesús Salamanca Alonso / La ministra de Justicia ya pinta menos que “una mona en el Consejo general del Poder Judicial. Ya no tiene sentido que comparezca en el Congreso de los Diputados porque nadie le va a creer; eso le pasa al mentiroso habitual, como le sucedió a Pedro respecto al lobo. Esta señora ha mentido cada vez que ha comparecido: se ha querido mofar de la audiencia ciudadana tanto como la ciudadanía nos hemos mofado de ella y, finalmente, se ha convertido en el hazmerreír de toda España y Europa. Alguien debería explicarle lo que se dice de ella en el Parlamento europeo, antes de que sus lágrimas encharquen la realidad y ésta vuelva a convertirse en habitual mentira.
Reitero que en Bélgica se han tronchado con ella y de ella. Y si lo hace Bélgica –que es el estercolero de Europa, por su legislación amparadora de terroristas, golpistas y demás tropa degenerada– imagínense qué no habrán hecho otros países. Lola Delgado ya no borra su nefasta imagen ni con agua fuerte. La prueba del algodón le ha dejado con las posaderas al aire y sin posibilidad de cubrírselas. Prueba de ello es que ni siquiera sus compañeros le apoyan y, mientras tanto, su jefe se va de vacaciones a EE.UU. para que no le maree la oposición con la chapuza de tesis doctoral “cum fraude” que presentó, los plagios que cometió y la acentuada degeneración que ha instalado en cuanto ha tocado, sin contar a sus socios moción (lo más “granado” de la decadencia social y menos apto para la política). Con la que tiene montada el Gobierno entre los ministros y ministras (lo más parecido a un gallinero corrupto) no puedo entender la irresponsabilidad demostrada por Pedro Sánchez “cum fraude”. Generalmente, solo se huye cuando se ve tierra quemada detrás.
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