Déjense de porcentajes para dilucidar si hay plagio o no lo hay. El propio doctor Sánchez hizo ver que había muchos indicios de que algo se escondía.
Por Jesús Salamanca Alonso / La ministra de educación del actual gobierno ha dado por cerrado el asunto del plagio, como si tuviera autoridad para abrir y cerrar temas a su antojo. Pero la cuestión está y estará de actualidad durante mucho tiempo. Ante esas declaraciones, tras el “Consejo de Ministros y Ministras”, Isabel Celaá ha vuelto a hacer el ridículo. Y van…
El plagio es “imitar una obra o idea sin declarar su origen”. Y el doctor Sánchez es lo que ha hecho repetidamente en su “tesis sin tesis”, al decir de Camacho, cuya calificación fue de sobresaliente ‘cum fraude’. Incluso voy más allá: bien podría hablarse de cómo se miente sobre esa, con fraude añadido, lo que podría servirnos como explicación del título de este artículo.
“Sánchez está molesto, y es comprensible, porque el escándalo le ha estropeado el paso. Y más en su previsto día grande, el del decreto para desenterrar a Franco”, dice Ignacio Camacho en su artículo de ABC. Ha dado en la diana con una precisión milimétrica. Sin duda, yo no lo hubiera dicho mejor, pero sí podía haberme callado el autor y las comillas, incluso jugar a reinterpretar la idea, como si hubiera sido de cosecha propia: “el presidente –podría haber escrito—entiendo que no esté conforme dado que el plagio le ha pillado en bragas; máxime, si tenemos en cuenta que el decreto de la exhumación del dictador auguraba una gran fiesta para el Ejecutivo y para todos sus apoyos parlamentarios”. Sigue leyendo