No solo consiguió que la Consejería de Educación estuviera a sus pies sino que el profesorado acabó odiándole a rabiar por su insostenible e incomprensible engreimiento.
Jesús Salamanca Alonso / El Partido Popular ha perdido decenas de diputados en el Congreso de Diputados y a toda esa gente hay que buscarla una colocación porque no tienen trabajo, ni oficio ni profesión remunerada. Es lo que sucede cuando se hace profesión de la política. Por ejemplo: Tomás Burgos es considerado por los suyos como un parásito de los muchos que existen en el PP: ni tiene oficio reconocido ni ha sido capaz de sujetar la Caja de la Seguridad Social. Su gestión ha hecho que las pensiones corran peligro a partir de febrero, salvo que su partido lleve a cabo una inyección económica en cuantía superior a los 42.000M de euros. Cualquier componenda por debajo de esa cantidad es puro engaño, manifiesta mediocridad y segura corrupción. Sigue leyendo