“El comentario habitual y más generalizado entre la ciudadanía es la falta de ética y de sensibilidad que tienen los nuevos gobernantes con la problemática social”.
Por Jesús Salamanca Alonso / Han llegado a las instituciones como llega un elefante a una cacharrería. Mientras una persona sin experiencia intenta aprender antes de adoptar decisiones, esta nueva casta actúa a locas, tontas y ciegas, como si les diera igual acertar que errar. Incurren en lo que criticaron y, en muchos casos, van avalados por el asalto a capillas, insultos o apaleamiento a fuerzas del orden público, interrupción a conferenciantes o el desprecio a los políticos que fueron elegidos como ellos lo han sido ahora.
Tanto los podemitas como las innumerables marcas blancas de Izquierda Unida (‘Tomamos la palabra’, ‘cambiamos cromos’, ‘compromiso’, ‘te doy el verbo’, ‘Mareas de adjetivación gallega’,…y un sinfín de risibles expresiones) han tardado dos tardes y media en mantener los sueldos –en algunos casos los han subido considerablemente–, aprovecharse del nepotismo que criticaron, cambiar de decisión de la mañana a la tarde y muchas otras cuestiones que no son propias de políticos serios.
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