Desmotivados, hartos y engañados

Luis Bárcenas o Luis "el cabrón", como se le conoce desde hace tiempo en el PP.

Luis Bárcenas o Luis “el cabrón”, como se le conoce desde hace tiempo en el PP.

He escuchado a muchos alcaldes del PP de la zona rural que no tienen intención de volver a presentarse, ni aunque se lo pida el partido.

Cuentan las malas lenguas que en el Partido Popular andan las aguas muy revueltas. Y no es para menos; entre los escándalos de corrupción, las acusaciones de ida y vuelta de varios dirigentes y las encuestas, no encuentran camino ni estímulo. Han cosechado lo que han sembrado durante años.

La última encuesta que maneja el partido que sustenta al Gobierno dice que el descalabro es monumental, así como que en las Cortes nacionales quedarían reducidos a casi la mitad de los actuales diputados. Por cierto, la tendencia de intención de voto hacia el PP es en caída libre.

El partido de Mariano Rajoy ofreció tanto que hoy el reproche y la credibilidad está en proporción directa a su grado de mentira, desprecio a la ciudadanía y corrupción. No se puede ni se debe ofrecer aquello que no se puede dar. Decía Quevedo que nadie ofrece tanto como el que no tiene intención de cumplir.

Por circunstancias que no vienen a cuento, en los últimos días he escuchados a numerosos alcaldes del PP de la zona rural que no tienen intención de volver a presentarse, ni aunque se lo pida el partido. Están desmotivados, hartos, desengañados y abandonados. Muchos alcaldes y concejales de pueblos grandes y pequeños han dedicado horas y horas a cumplir con lo que era su ilusión, pero se han visto defraudados y traicionados por sus dirigentes. Los de arriba han metido la mano sin pudor ni rubor, mientras que la base del PP –que son esos alcaldes y concejales de miles de pueblos—se han dejado la piel a cambio de nada, contemplando el alto grado de latrocinio que reina en su propio partido. Alguien me dirá que en el PSOE sucede lo mismo o peor,…claro que sí, pero eso hoy no toca.

Cuanto comento más arriba ha sido el principal motivo para que las direcciones provinciales del PP se tomen en serio eso del “estado de ánimo, bajo, muy bajo, de sus afiliados y simpatizantes a cuenta de los casos de corrupción en los que está sumido el PP nacional, con el Gürtel y Bárcenas como principales exponentes de una situación que está erosionando (…) al partido que las encuestas le dan en práctica caída libre”. Así de claro lo cuenta la prensa. Hay secretos que lo son a voces y por eso precisamente dejan de serlo. No es más que el reflejo de lo que piensan concejales, alcaldes, afiliados, simpatizantes y buena parte de los dirigentes provinciales.

Sobresueldos ampulosos y dietas para todo, pero solo para los de arriba. Al PP se le ha ido de las manos el proyecto, si es que tuvo alguno en alguna ocasión. Hasta la cúpula dirigente tiene miedo, porque saben que cuando pierdan la mayoría absoluta sus propias bases van a pedirles responsabilidades. Y más de uno tendrá que escuchar duros y claros calificativos, acompañados de contundentes reproches. Cada vez son más los dirigentes implicados, de ahí el desánimo y el despiste de los afiliados. Es sabido que la fortuna es ciega, como ciego se vuelve quien es abrazado por ella, tal y como decía Cicerón.  

Ya verán ustedes cómo los altos cargos plantean planes de trabajo para que los afiliados den la cara. De esa forma se la partirán a ellos, pero antes o después los altos cargos también tendrán que poner la mejilla. Hoy el prestigio del PP es nulo. Lo saben las bases. Ya nadie se atreve con eso de “¿qué hay de lo mío?”. Saben que se lo han embolsado los dirigentes, engañando a sus propias gentes. Pero el engaño se ha extendido a toda la ciudadanía. No sé quien fue el que dijo que no se puede alimentar hambrientos con estadísticas. Pero es cierto.

Jesús Salamanca Alonso

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