El domingo que sigue al denominado de “Ánimas” es el día en que la Cofradía del Santísimo Sacramento y de Ánimas cambia de mayordomo, con lo que la imagen del santísimo es llevada en volandas hasta la que será su nueva residencia durante un año. Este mismo día, antes de la procesión mencionada, se celebra un “Cabildo” en el que los diferentes cofrades, y otras gentes que asisten al acto, ofrecen distintos obsequios para pujar por ellos, pasando los beneficios de la subasta a las arcas de la Cofradía mencionada. También se reparten panecillos entre la gente del pueblo que paga la cuota anual.
Así describe “PUEBLOS Y COMARCAS.COM” la noticia del “Cabildo”, coincidiendo con la salida como mayordomo de don Hermelo Fernández Rico, el día del cambio de varas entre mayordomos:
“Después del Rosario celebrado a media tarde, el Mayordomo saliente, Hermelo Fernández, rindió cuentas con libros de actas y posteriormente se celebró la subasta del “Cabildo”, donde la gente, de forma gratuita, regala artículos a la cofradía para que sean subastadas y así también se financien los gastos que supone el día a día de la institución. Desde alimentos como empanadas o sandías a cenas en restaurantes de la localidad fueron subastadas. Es tradición dar a los asistentes sean o no cofrades, vino de Serrada y bacalao salado. El bacalao salado tiene como objetivo provocar la sed de los presente y que se tenga que recurrir al vino para saciar la sed. El vino tiene como función principal que se calienten las bocas y suban las pujas. La subasta se celebró en la ermita del Ecce Homo, junto a la iglesia de Arrabal. A todos los hermanos, unos 850 aproximadamente, se les da un panecillo”.
Para ser mayordomo de esta Cofradía rige la antigüedad, bien es verdad que no es obligatorio aceptarlo; de hecho, mucha gente renuncia a ello. Al parecer, el origen de esta Cofradía data de la Edad Media: precisamente en esa época se fundaron cientos de ellas en toda España, con el fin de dar ayuda a los más necesitados y pobres de solemnidad de cada municipio. La entrega de los panecillos no tiene otro objetivo que esa misma ayuda entre los hermanos cofrades y otras personas necesitadas de la localidad.
En el trayecto que recorre la procesión posterior (siempre llevada a cabo tras la subasta del “Cabildo”), el cuadro del Santísimo es acompañado por numerosa población, sin que falten las bandas de música y los danzantes ataviados con sus trajes característicos y lazos de multitud de colores.
Durante muchos años, los danzantes iban acompañados por un personaje muy popular en el pueblo, a quien cariñosamente se denominaba “Zarragona”. Mi generación recuerda con sumo cariño la figura del señor Esteban Garrote: iba vestido con un traje de arlequín, con colores variados, colgando de las mangas graciosos adornos.
Siempre portaba un látigo, en cuyo extremo había un trozo de cola de conejo. Los niños y menos niños se dirigían a él con bromas y éste corría tras ellos haciéndolos pasar un grato agradable y cariñoso. Naturalmente, alguna vez la broma pasó de eso a algo más serio, puesto que siempre hay personas que desconocen el límite de la elegencia y de la dignidad. Tampoco faltaba alguna que otra caída aparatosa.
Vaya desde aquí todo mi cariño y reconocimiento al señor Esteban Garrote, de quien me honro ser amigo y a quien le debo gratitud desde niño por haber compartido momentos deportivos que recuerdo con nostalgia. Además del señor Esteban, otras personas del pueblo hicieron gala a este personaje — cuyo origen desconozco, pero que estoy investigando desde hace años– como es el caso del señor Guerra, el señor Justito Quevedo, el señor Martín (padre de Quiosco), el señor (señorito) Rogelio, Jesús Garrote, el fallecido y quinto de quien escribe, Alberto “torillo”, la señorita Verónica (primera mujer que se viste de ‘zarragona’ en el año 2012) y el joven Quirino Manuel (2013),… Espero me disculpen aquellos a quienes no he recuerdo o no me han proporcionado la información precisa.
Quienes tuvimos la alegría de conocer a este personaje, recordamos muy buenos momentos juveniles. En los tiempos modernos se ha tratado de revivir este personaje, pero las circunstancias y condicionantes de los tiempos hacen imposible que la esencia del mismo vuelva a tener esa vitalidad. Otra cuestión bien distinta es que el cariñoso personaje acompañe a los danzantes en la procesión.
Tanto en casa del mayordomo entrante, como en la del saliente, se colocaban arcos hechos con ramas de chopo. Los niños eran los encargados directos de tirar de ellas una vez que había pasado el cuadro del Santísimo.
NOTA.- Si quieres ampliar información sobre esta cuestión, debes ponerlo en relación con el apartado “El milagro de las ranas”, dentro del bloque: ¿”Te cuento Portillo”?