Os dejamos el comentario que hace «Casas Viejas» a nuestro artículo en Diario Siglo XXI. No hay duda que la realidad supera a la fición.
Efectivamente, es como cuenta el articulista. El desprestigio de la casta política huele a podrido. Como huelen instituciones. Podridas todas. Y todo por el puñetero empate técnico entre políticos y jueces. Celebramos el II centenario del Tribunal Supremo y pasamos de largo por el mejor «retrato» sobre la justicia que se ha hecho desde Estrabón al gol de Iniesta (el de la supercopa). En España la justica es un cachondeo. Sin comillas. Hace un cuarto de siglo de la célebre y muy puñetera frase. Para muestra un botón.
Los golpes en el pecho del santurrón de Dívar los domingos en misa de 12 se oían en la Patagonia donde casualmente estaba de turista Divar bis, un tal de Rosa. Solo falta que sea visto en el jaguar de Ana Mato repostando en la gasolinera de Pepiño ‘Negro’ con décimos premiados del Fabra el malo.
Seamos realistas, no tenemos arreglo. Vamos a ver, cómo se explica que los interventores y auditores no tengan nada que decir de la España corrupta. Ni los del Tribunal de Cuentas, ni los abogados del Estado, ni las fiscalias. Está claro, la marca España es el Cante por Peteneras o como irse de rositas, como los de Terra Mítica con el caco de Zaplana a la cabeza. Y en ese plan. Ninguno.
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