Hace unos días, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, expuso la idea de planificar el Bachillerato de la Excelencia para el alumnado más aventajado. Esa idea nos parece extraordinaria, justa y magistral, porque ya era momento que alguien se preocupara de quienes más están dispuestos a aportar a la sociedad y al sistema educativo.
La oposición socialista ha montado en cólera, porque su ignorancia e inoperancia ha sido incapaz de vislumbrar luz y montar un bachillerato que se ajustara a la igualdad de oportunidades. Fue capaz de igualar por abajo con la LOGSE y con la LOE pero nunca admitió la posibilidad de desarrollar la igualdad por arriba. Esperanza Aguirre se ha adelantado al socialismo, como viene siendo habitual, y los sociatas temen convertirse en fuerza testimonial tras demostrar que nunca benefician a la colectividad y sí se preocupan de lo personal pero de los suyos y de los más dispuestos a corromperse; léase Chávez, Rubalcaba, Blanco,… y demás insensatos integrales.
Lo mejor de Aguirre, a la vista de que los sociatas montaban en cólera, ha sido explicar con sobrados argumentos que habrá también aulas de excelencia en todos los IES que lo soliciten, pero no para el próximo curso escolar; hay que reconocer que este punto no lo entendemos. ¿Por qué no para el curso próximo o es solo una propuesta electoral para no cumplirla? Sin duda es un acierto eso de “dar más armas educativas a los que más se esfuerzan”. A algunos les cuesta entender que se gasten medios en fomentar y potenciar para subir la media general “de todos los estudiantes de cada centro escolar”, pero entra dentro de lo justo y de lo necesario. La verdad es que esa excelencia no surtiría efecto, salvo que se extendiera al ámbito universitario y, si Esperanza Aguirre se compromete a ello, desde el ámbito educativo le ayudaremos a la consecución del objetivo. Bastante daño ha hecho el socialismo al sistema educativo como para seguir contemplando la retahíla de estupideces que abandera.
Se dice que a los mejores deportistas se les premia con becas de excelencia y se les suele hace un hueco importante en la educación a distancia, para facilitarles su desarrollo personal. Si bien la educación no es una competición y sí un itinerario inacabado, lo cierto es que el bachillerato de la excelencia forma parte de la igualdad de oportunidades: mientras que en Hacienda contribuye más el que más tiene, en educación es justo que quien más puede tenga la posibilidad de ejercitar todas sus capacidades. Pero vamos más lejos: la LOGSE igualaba a todos por abajo (todos listos o tontos por igual), ya era hora de que los mejores potenciaran más sus capacidades, a la vez que los más mediocres se igualan a la norma. ¡Ya está bien de estupideces, tan extendidas en el mundo donde campa el socialismo de buitres, aprovechados y fraudulentos ideólogos!
El bachillerato de la excelencia no solo debe ser una prueba piloto sino una realidad en un par de cursos, no más. Y quien opine distinto, pues eso, que siga opinando así, pero que respete la igualdad de oportunidades dentro de la desigualdad biológica. Algún día hay que acabar con los dogmas prostituidos de la ‘izmierda’ socialista y las descalificaciones ancestrales ante el ridículo y el desconocimiento. Ya era hora que alguien se acordara, y con razón, de los incentivos para los excelentes y los más esforzados, mejorando la calidad de la educación y sin olvidar el fracaso escolar. Sobran vagos, despreocupados, mediocres y absentistas escolares.
No faltarán comunidades autónomas que caerán en la contradicción permanente. De hecho algunas ya lo han demostrado, como Castilla y León; y es que la mentira y la falsificación de datos acaba por aflorar: la comunidad de Herrera Campo, ‘Juanvi’ para el común, ha rebajado un 42% el presupuesto de educación para 2011 pero lo ha decorado, teñido y falseado para que no se note ¡Hay que ser sinvergüenzas para caer tan bajo! Pues Herrera y sus equipos lo han sido y así les cubre el pelo. La cuestión es que no son socialistas, por eso duele más.