¡Cómo se nota que estamos en vísperas de campaña electoral! Algunos políticos no se hartan de decir sandeces y, lo que es más grave, presumen de ellas como si se las creyeran ellos mismos. Eso es lo que le ha pasado a Mariano Rajoy, falso líder del PP y verdadero estorbo político en la derecha y para la derecha.
La entrevista de Casimiro a Mariano Rajoy tiene ‘joyas’ para el comentario, la discusión y la reflexión. Y también presenta motivos para el desencanto; alguien ha aleccionado a Rajoy antes de la entrevista, pero el jefe ‘pepero’ no lo ha sabido explicar. No solo la economía es el punto flojo de este Gobierno. Alguien debería haber explicado a Rajoy que es la base de los éxitos y los fracasos, por eso las comunidades gobernadas por el PP tienen grandes carencias de tipo social, económico, político y de infraestructuras. No hay más que echar una ojeada a Castilla y León para empezar a reírse de algunas de las afirmaciones de don Mariano.
«En dos años podemos arreglar la economía», ha dicho el entrevistado, como si los más necesitados pudieran esperar ese tiempo. «No se preocupe usted -podía haber dicho Rajoy- dentro de dos años tendrá trabajo y el nivel de vida que antes llevaba». Hubiera sido una estupidez como un piano, pero admisible en campaña electoral. Sin embargo, el afectado podría interpelar a don Mariano con la pregunta: «¿Y mientras tanto me ayudará usted a salir adelante con su sueldazo fijo de político?».
Estamos de acuerdo en que hay empresas públicas y servicios que se podrían cerrar y no pasaría nada, porque duplican o triplican servicios, no aportan nada a la sociedad o se crearon para ampliar el acordeón de puestos y compromisos políticos. También hay muchas competencias que pueden ser devueltas al Gobierno central; pongamos solo dos ejemplos: Cataluña y País Vasco no han sabido gestionar ni la educación ni la sanidad, y lo mismo sucede con otras CC.AA.; hay competencias que nunca debieron salir del Estado, porque las comunidades autónomas las han atropellado, desprestigiado y endeudado. ¿Para qué quiere Castilla y León una Consejería de Justicia e Interior? ¿Acaso nos hemos vuelto locos? ¡Qué torpeza la de Herrera Campo! ¿Están seguros los políticos de la necesidad de las diputaciones? Miren ustedes, estas últimas instituciones son un pozo sin fondo para colocar afines, mediocres y estómagos agradecidos.
En época de aguda crisis, no tiene ningún sentido seguir dando subvenciones como si fueran propinas para agradecidos; tampoco tiene sentido pagar a los parados las cantidades que se pagan, ya que desincentivan la búsqueda de trabajo; como tampoco ha tenido razón de ser la rebaja del sueldo a funcionarios, ya que la mayoría de ellos han rebajado su tiempo de trabajo en la misma proporción que les han ‘robado’ de la nómina (médicos que atenían a 22 pacientes diarios, han rebajado el número de atendidos a 7, por poner un ejemplo conocido).
Mariano sí tiene razón respecto a que sobran los ‘defensores del pueblo’ de cada comunidad autónoma; gran parte de las consejerías; la inutilidad de comunidades uniprovinciales donde se triplican servicios entre comunidades, diputaciones y ayuntamientos); sobra el despilfarro de televisiones públicas subvencionadas; procede eliminar las policías autonómicas; hay que eliminar cuanto antes la sobrepoblación de trabajadores en algunas consejerías, ya que pasan más tiempo de compras y en las cafeterías exteriores que trabajando (Valencia, Castilla y León, Madrid,…).
También ha dicho don Mariano media docena de cosas interesantes, como volver a la desgravación por vivienda, devolver al funcionariado cuanto se le ha ‘robado’ inútilmente de la nómina en el último año; reducir el número de funcionarios en comunidades como Andalucía, Valencia y Castilla y León; mantener abiertas las centrales nucleares para no encarecer energías,… Pero lo dejamos para otro día. Recuerden aquello de «mi vaso no es grande pero bebo en mi vaso».