Hace apenas dos meses el Estatuto de Castilla y León estaba en tramitación parlamentaria. Durante mucho tiempo, socialistas y populares han buscado el consenso sin que faltaran problemas y enfoques dispares. Cuando esas posturas se han acercado, ha sido la Unión del Pueblo Leonés (UPL) quien haciendo uso de sus derechos y convicciones presentó una enmienda a la totalidad, lo que le granjeó malas caras por parte de los acomodaticios socialistas y de los acomodados populares.
El citado estatuto de Autonomía había pasado hace cuatro meses el primer trámite ante el pleno de las Cortes. A ese trámite solo se opusieron los procuradores del grupo leonesista, mientras que los demás procuradores leoneses de los partidos nacionales evidenciaron la actitud del avestruz, antes que perder sus prebendas y enfadar a sus jefes de filas con el riesgo de quedar fuera de las listas electorales. La política regionalista hace extraños compañeros de cama y asiento. Tal cobardía pretendieron corregirla en el pleno del consistorio leonés sus otros compañeros de partido, por si contados los votos de la municipales requieren apoyos puntuales del PAL o de la UPL. Aquí solo cabe la disyuntiva y nunca la copulativa ante la irreconciliable tirantez de Otero y De Francisco, líderes respectivamente de la UPL y del PAL.
Ese dejar hacer del presidente de la Junta de Castilla y León es el resultado del mal ambiente que reina en el ejecutivo. Con acierto, hace unos días recordaba y reconocía Juan Vicente Herrera que la actuación del Gobierno regional estaba muy alejada del sentir ciudadano. Y no se equivoca. Pero no solo el ‘hacer’, sino también el ‘ser’: según las encuestas, algo más de un treinta por ciento de la población encuestada manifiesta que el presidente de la Junta de Castilla y León es Juan José Lucas Jiménez y que las Cortes de la Comunidad están en Valladolid-capital. Si a esto unimos que en la encuesta llevada a cabo en las Islas Canarias, entre niños de quinto de primaria, mayoritariamente sitúan a Zamora en Andalucía, es evidente que alguien en su excesivo acomodo está permitiendo el olvido y el desconocimiento de la Comunidad. ¿Acabará cerrando Castilla y León por dejadez y falta de ilusión?
Es muy difícil digerir las críticas del presidente de Castilla y León al presidente de la Nación en temas de infraestructuras. Siempre sale a la luz el abandono de la N-122, entre Soria y Valladolid; pero durante lustros, dos presidentes de Castilla y León han sido sorianos y la citada nacional está como estaba. Nunca movieron un dedo por Castilla y pasaron siempre de León. El desconocimiento de la historia de Castilla y León dice que ‘no se debe esputar hacia arriba, porque le cae a uno en la cara’ y eso es lo que le está pasando a ‘Juanvi’ Herrera.
De toda la dejadez que estamos viendo y padeciendo en Castilla y en León debería tomar nota el ínclito Ángel Villalba, para no volver a repetir semejantes barbaridades. De lo contrario, las nuevas candidaturas que están surgiendo de cara a las próximas elecciones municipales – entre ellas la de ‘Ciudadanos’ en Zamora, Salamanca, León, Burgos, Ávila, Soria y Valladolid – acabarán poniendo en su sitio a tanto desaprensivo, acomodado, pasota e irresponsable político regional.