Buena la ha hecho Zapatero colocando en el mismo Ministerio a dos clónicas del exótico feminismo con el que se desayunan cada mañana Leire Pajín y Bibiana Aído, la una ministra, la otra su secretaria de Estado, de cuya conjunción planetaria acaba de salir el proyecto de reforma del Código Civil que ellas quieren aprobar para que se retire la custodia de sus hijos a los padres acusados de malos tratos a sus parejas, antes de que la Justicia se pronuncie sobre su posible culpabilidad.
Pajín y Aído, solteras ambas y sin haberse tenido que hacer la cama en su vida, viven en las antípodas de cualquier española de su edad: de esa española que llega a trabajar aparentemente impoluta, sin huella de haber pasado la noche junto a un niño con anginas, que arrastra el carrito del súper a la hora de comer, que prepara la cena y recoge la cocina cuando ya no le quedan fuerzas ni para llegar a la cama.
Nuestras dos políticas son niñas de papá a la nueva usanza, que han aplicado al feminismo los principios de la LOGSE en la que se han educado. Ambas crecieron en hogares privilegiados, hijas de dirigentes socialistas de Cádiz y Benidorm, respectivamente, lo que les permitió pasar del coche oficial de sus padres al propio a poco de cumplir los 20 años. Tampoco, como el sistema educativo que impone su partido cada vez que gana las elecciones, poseen la noción de que las cosas se ganan en esta vida a base de preparación y esfuerzo.
El feminismo de Aído y Pajín tiene la cualidad del exotismo porque no se corresponde ni con la doctrina de las auténticas feministas que durante un siglo se partieron el alma hasta conseguir la igualdad de derechos de las mujeres en cuestiones sustanciales como el voto, el salario y en general los derechos civiles, ni con la realidad de las mujeres de carne y hueso de hoy, de la que ellas dos viven totalmente ajenas.
Su feminismo es de papá por un lado, de cuota por otro: solo podrían ser ministras con gobernantes como Zapatero, que las quiere como floreros modernos, ahora para cumplir con el requisito de la paridad. Pajín y Aído están, incluso, tan alejadas del pensamiento feminista actual, que viven con la idea de que todos los hombres son malos. Y lo peor es que, como tienen poder para ello, proponen leyes para que así sea. Amén.