Otra vez ha vuelto a salir a flote la escondida ignorancia del presidente de la Junta de Castilla y León. Empieza a ser habitual eso de confundir churras con merinas y meninas con mininas. Algo le pasa a Herrera para llegar a pensar que las conversaciones de Rodríguez Zapatero con el PNV llevarán a la confrontación entre comunidades. Si él se atrevió a insultar a sus funcionarios con aquella frase de Azaña «rodeado de imbéciles, gobierne usted si puede», nosotros nos atrevemos a presumir de otra: «cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto». Sea cierto, o no, la verdad es que sus Gobiernos han hecho tanto daño a Castilla y a León que lo de merecer el respeto de la ciudadanía podemos meterlo entre paréntesis.
Ha tenido que salir el delegado del Gobierno en Castilla y León para pedir que Herrera sea comedido, porque si alguien ha creado confrontaciones ese es el propio Herrera con sus absurdos dardos y su peregrina ignorancia. E l presidente castellano no parece entender que conversaciones entre las partes no es sinónimo de ruptura de la caja única de la Seguridad Social. Hasta el propio Felipe González garantizó en su día que esa situación no podía dar, ya que sería el fin de la solidaridad interterritorial de las comunidades.
Quien piense como Herrera, se equivoca como él. Si bien es verdad que en Castilla no ha habido oposición al Partido Popular -ni parece que vaya a haberla a corto y medio plazo- también es cierto que de vez en cuando alguno de los procuradores de la oposición sí es capaz de poner guinda en el pastel, aunque sea tarde.
Mire usted, señor Herrera Campo, don Juan Vicente: debería entender que entra dentro de la normalidad el hecho de que el Gobierno central dialogue con otras fuerzas políticas para intentar llegar a acuerdos. Se trata de «explorar todas las posibilidades», como ha dicho la procuradora, Ana Redondo. ¿Se puede saber en qué punto se ha perdido usted, señor Herrera? Más vale que se preocupe de atender las demandas de la ciudadanía, a quien usted suele ignorar, y cambie su anquilosado modelo de trabajo. ¿Cómo? pues trabajando y eliminando esas fórmulas tercermundistas que utiliza su Administración para no resolver nada y ‘dar largas cambiadas’ ante cualquier petición, sugerencia, propuesta o solución. ¿Le recordamos la fórmula que utiliza su gente? ¿Sabe en qué lugar esconden el látigo de castigo contra el ciudadano irreverente?
Si usted, señor Herrera, se considera demócrata no debería buscar la confrontación ni esputar hacia arriba. No es el momento adecuado para buscar problemas con comunidades hermanas –salvo que le guíe la envidia- cuando aún cuelga la espada de Damocles sobre algunos miembros cercanos a usted. ¿Se acuerda del Gürtel? Le aseguramos pues no se ha acabado ni se imagina usted el siguiente capítulo en víspera electoral.
Esta vez le han pillado a usted con el hilo en la bragueta y hasta Miguel Alejo, hombre prudente como pocos, le ha apuntalado sus estupideces sobre la confrontación. «No es cierto que el negociar con otras formaciones políticas en materia presupuestaria desde el Estado haya perjudicado a Castilla y León si se analizan los datos de los últimos cinco años», ha dicho el delegado del Gobierno en Castilla y en León.
¡Cómo se nota que Herrera Campo no está acostumbrado a ‘jugar’ con la democracia ni en Castilla ni en León!. En esta tierra sedienta de democracia y trabajo y futuro, algunos siguen montados en el rodillo, mientras siembran ignorancia, esparcen estupideces y cosechan sombra tras sombra. Mire, señor Herrera, es difícil ser bueno y fuerte a la vez . Y, por regla general, cuanto más fuerte se es menos razón se tiene. Le conviene no olvidarlo.