Se suele decir que «no hay peor sordo que el que no quiere oír»; sin embargo, sí hay peor sordo: aquel a quien por un oído le entra y por otro le sale. Eso es lo que ha sucedido a los paniaguados líderes del Sindicato Vertical Unificado (CCOO-UGT) respecto a la huelga de funcionarios. Mientras ellos hablan de porcentajes, incluso superiores al 75%, la realidad dice que no llegó al 10%. Y eso en el mejor de los casos. Si analizamos la incidencia por comunidades autónomas, en algunos casos no llega al 4 ó 5%, como en Castilla y León.
Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo deberían estudiar técnicas de estrategia, antes de caer en ridículos como el que han hecho el día de la huelga de funcionarios. La hicieron los liberados sindicales y poco más. Otra cuestión bien distinta fue la manifestación; ahí no metía nadie la mano en el bolsillo y, por tanto, no se hacía tan cuesta arriba la asistencia.
Nadie entiende la ridiculez que hicieron los líderes del Sindicato Vertical Unificado, recomendando el martes al Gobierno que debía «tomar muy buena nota» de la incidencia de la huelga de funcionarios públicos. Según ellos «puede ser el principio de muchas cosas». Y lo decían amenazando con el hecho de que pueda no haber acuerdo en el diálogo social.
Seamos sensatos. No haber acuerdo no significa en este caso discrepancia entre las partes, sino que las cantidades recibidas por los sindicatos no se ajusten a lo esperado. Se han convertido en unos simples «pasacazos«. Todo lo basan en el «do ut des», sin importarles la situación de los trabajadores, el empleo, los empleadores y el mercado laboral.
Antes de seguir por el camino que han escudriñado hasta ahora, deberían reflexionar. Seguramente llegarían a una sencilla conclusión: si la huelga fracasó fue porque la convocó el Sindicato Vertical Unificado (CCOO-UGT). Un sindicato en el que ya no cree nadie, porque ha apoyado las medidas que ha propuesto el Gobierno. A la reducción del sueldo de los funcionarios y a la congelación salarial de los jubilados se ha llegado por el consentimiento sindical. El Sindicalismo Vertical consintió tanto al Gobierno que éste llegó a perder el respeto a todos. Y en esa estamos.
No lo dude nadie. Si a alguien hay que culpar y condenar de la situación y del fracaso de la huelga del día 8 es al cavernario y endiosado Sindicato Vertical Unificado en que se han convertido los sindicatos de clase, CCOO-UGT. Leyendo a Víctor Hugo me convencí de que «no hay malas hierbas ni hombres malos: sólo hay malos cultivadores».